Rivista DMA
Hacer memoria Vivir la profecía
Hacer memoria Vivir la profecía
Tengo la alegría de introducir una temática
que llevo particularmente en el corazón.
Memoria y profecía es el tema del año 2012
que Da mihi animas entiende proponer.
Hacer memoria sabe de raíces, de orígenes.
Para nosotras son los orígenes carismáticos.
La vida crece en el pasado y está empastada
de novedad, de retos y oportunidades
inéditas. Ser fieles a los orígenes es reactualizar
el carisma, poner los colores al
diseño esbozado por Don Bosco y concluido
al femenino por Madre Mazzarello.
Hacer memoria es actitud propiamente eucarística.
Jesús confía a la memoria la celebración
de su misterio de muerte-resurrección
en la espera de su venida.
Ningún futuro sin raíces. Los jóvenes hoy
parece que han perdido la memoria y han
extraviado la necesidad de situarse en el camino
de las generaciones precedentes. Viven
un poco como desarraigados e indecisos
y esto les vuelve inquietos, inciertos en
el asumir compromisos para el futuro. Una
situación que podría concernir también a
nuestras comunidades. Si nos alejamos de
la fuente ya no logramos colocarnos en la
genealogía de personas que han construido
el presente.
Edificar bien el hoy es preparar el futuro de
los jóvenes.
Vivir la profecía es ser fieles a Dios que nosacompaña a lo largo del tiempo, es memoria
que se proyecta en el futuro, obediencia
en el amor que se hace escucha de personas,
acontecimientos, situaciones que continuamente
nos interpelan.
La profecía está presente desde nuestros
orígenes. Adaptarse, desarrollar, mirar hacia
delante no es sólo un imperativo de
nuestro tiempo. Es la historia de cada vida
humana que no se contenta con ser repetitiva,
sino que busca captar la novedad en
las vicisitudes que Dios a través de las circunstancias
diseña para ella.
Este año tienen lugar los 140 años del Instituto
y en el recuerdo surge su camino de
santidad, que es fidelidad creativa. María
Dominica ¡cuántos cambios tuvo que
afrontar en su vida! Pudo hacerlo porque
rodaba en torno a un centro en grado de
unificar las distintas experiencias; la llamada
misteriosa – A ti te las confío – era principio
organizador que ha iluminado de sentido
los cambios y ha facilitado su integración
armónica.
Hoy también somos llamadas a ser fieles a
la historia, a un pasado de santidad que es
premisa para un futuro rico de esperanza.
Dialogar, escuchar, proyectar, narrar, volver
a apasionarnos; son verbos que con humildad
y audacia queremos conjugar en el hoy
histórico que se nos da para vivir. Las páginas
del DMA nos ayudarán a hacerlo.
Madre Yvonne Reungoat