Rivista DMA
Comunicación, cultura del encuentro
Comunicación, cultura del encuentro
Desde que Pablo VI, el 1 de mayo de 1967,
difundió el primer Mensaje sobre “Los
medios de Comunicación Social”, se han celebrado
muchas Jornadas mundiales CS,
hasta la actual del domingo que precede a
Pentecostés. Por los Mensajes, captamos
una sección de conocimiento del pensamiento
de la Iglesia sobre la comunicación,
una base acreditada para ulteriores análisis.
El tema del 2014 parece un reflejo de la vida
del papa Francisco, que presenta la comunicación
como servicio de una auténtica
cultura del encuentro. La temática nos
toca de cerca en esta fase de preparación
al CG XXIII, que hace de la relación el eje
en la construcción de una casa que evangeliza.
“La comunicación es una conquista más
humana que tecnológica”, observa el Papa.
“Me gusta definir este poder de la
comunicación como ‘proximidad’ ¿Cómo
se manifiesta la ‘proximidad’ en el uso de
los medios de comunicación y en el nuevo
ambiente creado por las tecnologías
digitales? Encuentro una respuesta en la
parábola del Buen Samaritano, que es
también una parábola del comunicador.
Quien comunica, se hace prójimo”. El Papa
manifiesta que los media tienen el
poder de hacernos sentir más próximos
los unos de los otros y de hacernos captar
el sentido de la familia humana en la
solidaridad y en el compromiso para una
vida más digna.
Cultura del encuentro y comunicación son intercambiables porque “comunicar
bien nos ayuda a estar más cercanos y a
conocernos mejor entre nosotros, a estar
más unidos. Los muros que nos dividen
pueden ser superados solamente si estamos
dispuestos a escucharnos y a aprender
los unos de los otros”, dispuestos no
sólo a dar, sino también a recibir.
El Papa Francisco propone también el icono
de los discípulos de Emaús, también
nosotros estamos llamados a introducirnos
en el diálogo con los hombres y las
mujeres de hoy, para compartir sus esperas,
dudas, esperanzas y ofrecer la Buena
Noticia que es Jesús. “El reto requiere
profundidad, atención a la vida, sensibilidad
espiritual. Dialogar significa estar
convencidos de que el otro tiene algo de
bueno a decir, hacer espacio a su punto
de vista, a sus propuestas. Dialogar no
significa renunciar a las propias ideas y
tradiciones, sino a la pretensión de que
sean únicas y absolutas”.
El Papa auspicia en fin que “nuestra
comunicación sea óleo perfumado por el
dolor y vino bueno para la alegría” y que
nuestra luminosidad “no provenga de trucos
o efectos especiales, sino del hacernos
prójimo de quien encontramos herido
a lo largo del camino, con amor, con
ternura”. Por esto exhorta a no tener
temor de hacernos ciudadanos del ambiente
digital.
gteruggi@cgfma.org