Noticias desde Jacmel

Noticias desde Jacmel
Jacmel (Haití). “Termino de llegar de la ciudad de Jacmel en Haití, donde tenemos una comunidad de siete Hermanas, de ellas tres temporales. No siendo posible ir por tierra, porque esta ciudad está cortada fuera de las comunicaciones a causa del terremoto, he logrado llegar a ella por mar”. La que escribe es S. Elizabeth Corsino, directora de la comunidad de Barahona, en la República Dominicana. La urgencia de ir a Jacmel surgió después de la segunda sacudida de 6,5 grados que el 18 de enero pasado tuvo como epicentro precisamente esta ciudad. Esto hizo que creciera la preocupación y, dada la imposibilidad de comunicación por teléfono, las FMA de la Inspectoría Antillana pensaron que había que ir allí.
“Miércoles 20 – S. Elizabeth explica – fui a Pedernales la ciudad más cercana al puerto de Cabo Rojo, de donde están partiendo las naves de la Marina de Guerra Dominicana que se dirigen al Puerto de Jacmel.
En Pedernales me acogieron las Hermanas Mercedarias de la Caridad , con las que tenemos buenas relaciones porque pertenecemos a la misma diócesis. Fui allí el miércoles por la tarde después de haber mantenido los primeros contactos con la esperanza de partir el jueves por la mañana, día en que se festeja la Virgen de Altagracia, devoción muy sentida por el pueblo haitiano. Junto a un grupo de médicos norteamericanos, de voluntarios de distintas ONG que trabajan en el territorio y de los tripulantes de la nave, logré partir el 21 a las 11,30 de la mañana, hora dominicana. Llegamos a las 4 h. de Haití al puerto de Jacmel.
Vino a buscarme al puerto el administrador apostólico de Jacmel, Mons. Jean Theodule Domoni, que vive cerca de nuestras Hermanas, con el que había entrado en contacto nuestro párroco acerca de mi llegada.
Las Hermanas no se esperaban mi visita, por lo cual no podéis imaginar la sorpresa que tuvieron cuando llegué acompañada de su ¡actual Obispo! Además de los saludos de todas llevé a nuestras Hermanas la carta de la Madre del 16 de enero y algunas fotocopias de los mensajes y de los artículos que se han publicada en la página Web.
Las FMA están todas bien. Por fortuna la estructura física tanto de la casa de las Hermanas como de la escuela no ha sufrido daños, no obstante las continuas sacudidas. La noche en que dormí allí hubo una fuerte sacudida que nos despertó y asustó a todas.
Las Hermanas aunque la casa parece estar en buenas condiciones, duermen al aire libre en las tiendas, por motivos de seguridad. Hice la experiencia de dormir con ellas, y de experimentar la angustia de aquel fuerte movimiento y del ruido que produce la sacudida, que es horrible. En el patio con ellas duermen un grupo de médicos de Estados Unidos que trabajan durante el día en los hospitales como voluntarios, y por la noche vuelven al patio de las Hermanas para reposar. También otras familias están con ellos en el patio durante la noche.
Tienen el servicio de agua, pero la potable ha de llegar de Santo Domingo. Desde el día 21 también tienen electricidad, pero las horas de servicio son mínimas. En la ciudad aún se encuentra combustible.
No hay el grado de contaminación que, en cambio, se encuentra en Port-au-Prince, ni mal olor en la ciudad. Aunque hay muchos edificios destruidos, hay aún otros que se han quedado en pie que, sin embargo, no se usan por seguridad. No hay cadáveres por la calle, pero aún se está excavando bajo los escombros sobre todo debajo de la Universidad que cayó en Jacmel, donde murieron muchos estudiantes que trabajaban de día y estudiaban por la tarde y noche. Hay campos en la ciudad para las personas que han perdido totalmente su casa. La mayor parte duerme por la calle.
Llevé algunas cosas que pensaba que necesitarían, pero yendo yo personalmente he podido constatar lo que exactamente necesitan, como por ejemplo algunas medicinas específicas.
Pude visitar a Hermanas de otras Congregaciones, por petición de sus Hermanas que están cerca de nuestras Hermanas; han sido amables conmigo y me han dado a conocer también ellas necesidades de forma que pueda hacer de portavoz”.
S. Elizabeth ha estado tres días fuera de casa, recorriendo muchas oras en la nave. Concluye su narración con lo que a nivel personal le ha dejado esta experiencia.
“Nuestras Hermanas están muy agradecidas a la Madre y a todas las Hermanas del mundo. Cuando leyeron la carta de la Madre en francés, se conmovieron, estaban contentas, y yo me dije a mí misma que había valido la pena emprender aquel viaje. No podían creer que yo hubiera llegado por mar con una nave y entendieron que conmigo, allí, junto a ellas, estaban todas las FMA. Su alegría fue verdaderamente grande”.