Donde el cielo se inclina sobre la tierra ...

Donde el cielo se inclina sobre la tierra ...
Jerusalén (Estado de Israel). “Muchas tierras son atractivas, pero jamás un ojo ha contemplado una belleza como la tuya. No sé si es el cielo que se inclina hasta ti o si eres tú que te elevas hasta él”, así escribía el Rabino, poeta y viajero, Yehudah ben Shelomo al- Harizi, a propósito de la Tierra Santa.
La experiencia de los Ejercicios espirituales (3-10 de junio) de la Madre y del Consejo general parece confirmar la afirmación del Rabino. Hemos visto al Señor, frecuentado sus senderos, contemplado su Misterio. De manera itinerante, siguiendo un recorrido histórico, geográfico y sobre todo un camino de intensidad espiritual. Partiendo de Galilea yendo hacia Jerusalén, donde el grupo ha pasado gran parte del período de retiro. Don Mario Guariento, sabio guía, ha acompañado todo el itinerario. Los Ejercicios en Tierra Santa han sido esencialmente un tiempo de Encuentro, un espacio de muchos encuentros significativos, eficaces, como con el de las Hermanas y comunidades de todo el mundo, constantemente “presentes”.
Nazaret , la ciudad del Señor, y Caná : encuentro con María en su Sí radical y en el “haced todo lo que Él os diga”. El monte de las Bienaventuranzas , los pueblos en torno al lago de Genesaret , el río Jordán :: encuentros de fe, de armonía, de gratitud, deseo de unidad. El Tabor : contemplación del Rostro transfigurado, preludio de la subida hacia Jerusalén, ciudad de Dios, ciudad del gran Rey. El trecho desde Galilea hacia Judea, inserto en una larga secuencia de desfiladeros desiertos y áridos, lugares que Jesús amaba: inmersión en la esencialidad. Belén : encuentro con la mansedumbre y la fragilidad, caminos escogidos por Dios para venir junto a nosotros y hacernos compañía. Ain Karim : encuentro de mujeres en reciprocidad, en la alabanza, para comunicarse la bienaventuranza de creer sin ver.
En Jerusalén, particularmente, la Madre y las Hermanas han experimentado la intensidad del encuentro con el Rostro de Jesús en sus expresiones de amor, de sufrimiento, de anuncio de la Buena Noticia, de entrega total, de angustia. Encuentro con la luminosidad del Rostro resucitado. Don gratuito también, la celebración de la Eucaristía, el día de Pentecostés, en el Cenáculo , que la tradición afirma que es el lugar de la venida del Espíritu y del nacimiento de la Iglesia.
La estancia en Tierra santa ha sido también ocasión para otros encuentros: con las hermanas con la comunidad de Nazaret, Belén, Cremisán, Jerusalén y con toda la inspectoría meridional, en la persona de sor Marie Claire, la Inspectora: presencia atenta, y disponible. Encuentros agradables con los hermanos salesianos, con jóvenes de la escuela fma de Nazaret y del oratorio de Cremisán. Encuentro de gran significado con el Patriarca latino de Jerusalén, S.B. mons. Fouad Twal, que dedicó al Consejo tiempo, orientaciones de gran valor, escucha inestimable.
El 12 por la tarde partieron de la Ciudad Santa hacia Roma, llevando en el corazón, el agradecimiento por un don de vida que permanece para siempre. Y el compromiso de orar por esta Tierra llamada a la paz pero todavía lacerada por la división y el desamor. Y un sueño, manifestado por el cardenal Carlo María Martini: “Misteriosa cità di Dio ,/ le lacrime di tutti i figli e le figlie dell'uomo lavino i tuoi sentieri,/ ogni piede ritorni scalzo / sui selciati resi lisci dalle carezze di Cristo!”