Sor Silvia nació en Montevideo (Uruguay) el 6 de marzo de 1963. En familia tiene un hermano gemelo y esto le hace decir que ella "aprendió la vida comunitaria desde el vientre materno". Desde pequeña conoce a las FMA y de ellas recibe la formación religiosa. Entusiasta del carisma salesiano, pronto entra a formar parte del Movimiento Juvenil Salesiano y llega a ser animadora. En este contexto sintió la llamada del Señor a seguirlo más de cerca. Hizo su primera profesión religiosa en Villa Colón (Uruguay) el 24 de enero 1985.
Estudia Magisterio y es maestra cinco años, durante los cuales anima la pastoral escolar y también trabaja en el oratorio. Se entrega con especial atención a la promoción de las mujeres pobres y sigue de cerca y apasionadamente a los jóvenes en situaciones de dificultad y peligro. Completa su preparación de Formadora y durante diez años acompaña diversas etapas de las jóvenes que sienten la llamada a la vida consagrada como FMA: aspirantes, postulantes y junioras.
Anima con la comunidad, la parroquia "San Lorenzo" de Montevideo, entregada a las FMA por el Arzobispo, una parroquia animada por religiosas durante 35 años. Durante este período tiene la responsabilidad de la dirección del Centro de Educación no formal, es miembro del equipo provincial y está a cargo de las obras sociales de la Familia Salesiana. Después es animadora de comunidad, Consejera y Vicaria inspectorial. Desde el 2007 fue Inspectora de la Inspectoría Inmaculada Concepción de Uruguay y Presidenta de la Conferencia Interinspectorial del Cono Sur (CICSAL).
En el 2008 participó en el Capítulo General XXII, por primera vez. Elegida por la asamblea como Consejera Visitadora, Sor Silvia acepta el mandato y cita las palabras de Madre Mazzarello, recordando el valor que infundía a sus hermanas que partían por primera vez a tierra de misión, precisamente a Uruguay. Y dijo: "Confío en la ayuda de Dios y os lo agradezco a todas. Y también a mis hermanas Uruguay, la tierra donde llegaron las primeras misioneras, digo: ánimo".
Durante el Capítulo General XXIII, se le pide prorrogar el mandato de Consejera Visitadora por otros seis años, y Sor Silvia responde a la Madre: "Con renovado corazón, confío en nuestros santos, en María, en las oraciones de todas vosotras para ser siempre nueva, para crecer en la comunión, para ir al corazón de las periferias. ¡Acepto!". |